Vinum in Salutis : En el vino la salud
En Septiembre de 1975 viajaba en compañía de mi padre desde Monóvar hacia Madrid para empezar mis estudios en la Escuela de Viticultura y Enología en la Casa de Campo.
Conducía mi progenitor con parsimonia en las interminables rectas de la carretera de Ocaña y en medio de la Mancha, a la altura de la Villarobledo, después de cientos de kilómetros de paisaje uniforme, conformado casi en su totalidad por viñedos, vimos un cartel en el que se veía un dibujo de dos copas de vino con el símbolo “igual” seguido de una ambulancia. “Si bebes no conduzcas” rezaba el eslogan de la Dirección General de Tráfico en medio de aquella llanura infinita de cepas perfectamente alineadas. Remarco que eran dos copas de vino claramente esbozadas. No eran de coñac, ni de ginebra, ni de wisky ni de otros licores de alta graduación alcohólica.
Aquella visión, un tanto esperpéntica, encendió los ánimo de mi padre que bastante enfadado se quejó del mensaje que asociaba al vino con los accidentes. Después de un rato, algo desmoralizado, me preguntó si estaba seguro de querer estudiar enología. ¿no será mejor que te hagas dentista? Me dijo irónico. Y luego añadió: esto del vino no se si tiene futuro pues las autoridades sanitarias lo están empezando a asociar equivocadamente a los malos hábitos de consumo.
Años mas tarde se publicó un informe médico llamado “La paradoja francesa” donde se demostraba que el consumo moderado de vino durante las comidas era saludable.
El estudio se había hecho a raíz de lo siguiente: La Organización Mundial de la Salud se dio cuenta que a pesar de que Francia era el país de más alto consumo de grasas saturadas y de origen animal, era al mismo tiempo, de forma paradójica, el país con menos problemas cardiovasculares de la Europa rica. Esta contradicción, pensaron, solo podía deberse a algún factor cultural asociado a la dieta y al estilo de alimentación.
Siendo el vino uno de los alimentos básicos de los franceses y producto presente a diario en la mayoría de los hogares galos, era lógico pensar que podía ser el factor determinante de aquella paradoja. Enseguida se vio que el resveratrol, substancia muy presente en los vinos, sobre todo en los tintos, tenía la virtud de deshacer las grasas y ayudar a eliminarlas, impidiendo que estas últimas se adhirieran a las arterias.
También se comprobó que el vino asociado a otros alimentos principales de la dieta mediterránea como el aceite de oliva, el pescado y las legumbres, tenía una influencia positiva en la salud de los seres humanos aportándoles una mejora física e intelectual y sobre todo volviéndolos más longevos que a sus vecinos del norte.
Esta gran aportación científica vino a contradecir a los que mantenían que el vino era malo para la salud y dio un vuelco al concepto negativo que se empezaba a divulgar en ese tiempo.
Consumo moderado de vino
Afortunadamente el consumo moderado de vino se empezó a tener en cuenta como un hábito saludable y a recomendarse por los propios médicos y autoridades sanitarias.
Años mas tarde me invitaron a un programa muy polémico en Canal Nou (televisión autonómica valenciana) que se llamaba “Parlé vosté, calle vosté” donde a otros defensores del vino nos habían preparado una encerrona con enfermos de alcoholismo y drogadicción. Los conductores de aquel show intentaron sin éxito asociarnos a los enólogos y bodegueros con el mundo de las drogas como si fuéramos vulgares camellos y propagadores de todos los males. Solo mis estudios, amor a la cultura ancestral del vino y sobre todo el conocimiento reciente de la “paradoja francesa” me ayudaron en aquel lamentable espectáculo y me sirvieron para ensalzar el consumo del vino, separarlo de las penosas enfermedades que allí se exponían y ante todo para disociarlo del sórdido mundo de las drogas en el que el vino nunca estuvo presente.
Beneficios del vino
Hoy en día los beneficios del vino están demostrados científicamente. Y no solo eso, su estudio, divulgación y conocimiento puede ayudar a combinar el disfrute personal con la buena salud. Incluso es habitual en dietas específicas para el control de peso recomendar como único alcohol permitido, con moderación, una copa de vino que, además de todos sus beneficios, inducen a un mejor descanso gracias al efecto relajante de sus taninos.
Enólogo
Artículo publicado en el nº 46 de Más Que Salud, puedes consultarlo en el siguiente enlace.